Desde primeros de año, continuamos con la transformación del
viñedo en bajo a espaldera. Ahora es el turno de nuestro viejo y agradecido
Airén.
Las razones que nos impulsan a este cambio son básicamente
adecuar los trabajos necesarios en las distintas labores con la forma actual de
trabajo.
Nuestra forma de vendimia manual se nutre cada vez más de
personas voluntarias, de alumnos en prácticas y de vendimiadores ocasionales;
para todos ellos es muy difícil realizar una vendimia en cepas tan bajas que
exigen posiciones muy forzadas de espalda, que algunas veces son causantes de
lesiones.
Otro tanto ocurre con las labores de poda y todos los
trabajos de laboreo, que la forma de plantación a marco real, hace necesaria
maquinaria específica elevada más pesada, y elevado número de labores para
mantener el suelo limpio y sin humedades.
Llevamos un año probando un laboreo diferente con maquinaria
más ligera y hemos reducido el número de labores; seguiremos verificando los resultados
que por ahora desde el punto de vista de gasto energético a la hectárea son más
favorables en todos los sentidos y además nos alegra la vegetación de cubierta.
La recolección a mano en cajas o granel es muchísimo más
cómoda y nos permite avanzar a las primeras horas del día, para llegar con las
uvas frescas a la bodega a las 12 h.
Las viñas, que son plantas trepadoras y que la forma de poda
tradicional en vaso o cabeza con brazos cortos recortaba, dispone ahora de un
tronco a desarrollar y de una renovación anual cuyos resultados también
evaluamos.
De forma clara nuestro paisaje vitícola está cambiando y de
las clásicas y tradicionales viñas en formas libres y bajas de suelos desnudos.
Estamos pasando a plantaciones elevadas y un mayor grado de cubierta. En cualquier caso este cambio no se ve repercutido en
intensificación de cultivo o productividad, ya que mantenemos niveles de
producción similares.
Utilizamos los periodos de Luna descendente para recortar
las cepas y dejar uno o dos sarmientos que serán los futuros troncos de la
nueva viña elevada.
Nuestra finca El Corcobillo de Tempranillo cultivado en
influencia Tierra, continuará invariable con sus viejas y retorcidas cepas en
bajo. Demasiado vieja para cambiarlos y un tributo a las generaciones
esforzadas que la plantaron.
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